Si usted ha pensado que sólo las personas adultas se estresan o angustian, está equivocada. Los niños o adolescentes también están expuestos a la tensión y el estrés que los rodea. Debido a su corta edad la carga emocional es más fuerte y pueden provocarles crisis en sus comportamientos, su tarea es percibir su estado de ánimo y preocupación.
Tenga en cuenta que los pequeños se enfrentan temas a la presión social y al deseo constante por encajar en su grupo de amigos o hasta en su propia familia. Estas son tensiones con las que ellos luchan día tras día. A veces los padres no les brindamos atención porque pensamos que ya pasará o porque le restamos importancia.
Como padre usted debe orientar a sus hijos, es necesario que lo atienda y explique que no debe tan en serio algunas situaciones, así aliviará un poco su estrés. Pero si esto no es suficiente y su hijo sigue con conductas desconcertantes será mejor buscar ayuda.
Ya existen talleres donde se trabajan con jóvenes en busca de fortalecerlos gracias a la eliminación de emociones negativas y desarrollando otras facultades. Por ejemplo quizás su hijo siente mucha tensión cuando hace trabajos en grupo porque siente que toda la responsabilidad depende de él. Puede que estemos frente a un líder nato y es recomendable saber cómo motivar y direccionar esa habilidad.
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